Cuando estaba en mi último año en el colegio, me enfrenté a una encrucijada crucial: ¿cómo podría forjar un futuro profesional que no solo me apasionara, sino que también me desafiara intelectualmente? Mis intereses abarcaban desde las matemáticas y la química hasta la gestión y los negocios. Decidí seguir una carrera que me permitiera explorar todas estas áreas y más, optando por la Ingeniería Industrial en mi alma mater, la Universidad de Lima. En aquel entonces, noté la escasa presencia de mujeres en esta especialidad, un reflejo de las barreras que históricamente han enfrentado las mujeres en el campo de la ingeniería.

Afortunadamente, las últimas décadas han visto un crecimiento significativo en la participación femenina en la ingeniería a nivel mundial. Actualmente, aproximadamente el 20% de los ingenieros son mujeres, un avance notable pero que subraya la necesidad continua de promover la equidad de género en esta área vital para el desarrollo económico y tecnológico.

Mi trayectoria profesional me ha llevado a explorar diversos sectores, desde retail hasta el cementero y, actualmente, el desafiante campo del transporte pesado, donde la mayoría de los roles están ocupados por hombres. Aquí he enfrentado desafíos que van más allá de las demandas físicas del trabajo. Estos incluyen estereotipos arraigados, falta de representación en posiciones clave, y entornos laborales que a menudo son poco inclusivos o equitativos. Superar estas barreras y acceder a oportunidades de desarrollo profesional ha sido una lucha constante, complicada aún más por el equilibrio entre las responsabilidades laborales y personales.

En mi rol actual como líder en Recursos Humanos, Seguridad, Salud y Medio Ambiente, y Sustentabilidad, la ingeniería industrial me ha dotado de las habilidades necesarias para tomar decisiones estratégicas y efectivas. Mi capacidad para ver más allá de lo obvio, enfocarme en procesos cruciales y manejar variables complejas ha sido fundamental para generar valor y promover la integración de personas en la organización.

Creo firmemente que fomentar un ambiente laboral más diverso e inclusivo es clave para el progreso. En Scania, donde actualmente trabajo, estamos comprometidos con este propósito. Nuestras iniciativas están diseñadas para romper paradigmas y empoderar a las mujeres, asegurando que ocupen roles clave que generen un impacto significativo.

Nuestras políticas robustas de inclusión y diversidad respaldan un entorno laboral justo y equitativo, donde programas de desarrollo y procesos de contratación con ternas mixtas promueven activamente la inclusión de mujeres. Un ejemplo destacado es nuestro Programa de Técnicos del Futuro, donde ya el 30% de los participantes son mujeres. Estoy convencida de que juntos podemos eliminar la desigualdad de género y construir un futuro más brillante y equitativo para todas las ingenieras, tanto hoy como para las generaciones venideras.

Acerca de Scania:

Scania es proveedor líder mundial de soluciones de transporte. Junto con nuestros socios y clientes, estamos impulsando el cambio hacia un sistema de transporte sustentable. En 2021, entregamos 85.930 camiones, 4.436 buses, así como 11.786 motores industriales y marinos. Las ventas netas ascendieron a más de 146.000 millones de coronas suecas, de las cuales más del 20% estaban relacionadas con servicios. Fundada en 1891, Scania opera en más de 100 países y cuenta con 54.000 colaboradores. La producción tiene lugar en Europa y América Latina, con centros regionales de producción en África, Asia y Eurasia. Scania forma parte del GRUPO TRATON. Scania está presente en Perú desde 1951 y a la fecha cuenta con más de 420 colaboradores trabajando en nueve sucursales propias (Lima, Lambayeque, Cajamarca, Arequipa, Cusco, Juliaca, Piura, Trujillo y Huancayo), en 12 talleres de servicio en las instalaciones de diversos clientes, 1 punto de venta en Arequipa y en 1 tienda de repuestos en Lima.